Continúe con su vida


Perfil de la paciente:


  • Maria, 47 años
  • Dos hijos de 12 y 14 años
  • Trabaja a tiempo parcial

Cuando los niños son pequeños, aceptas estar cansada, pero sigues corriendo detrás de ellos de todos modos. Una vez que ya eran mayores, anhelaba poder volver a trabajar y tener tiempo para mí. Durante un tiempo funcionó, pero después empecé a sentirme cada vez más cansada aunque mis hijos ya no me necesitasen tanto. A veces me enfadaba con ellos sin ningún motivo, simplemente porque no tenía energía para lidiar con el estrés de ocuparme de todo. Después me sentía muy culpable, ya que este no era el tipo de madre que quería ser.

Las fiestas de cumpleaños, las Navidades o incluso las cenas con amigos comenzaron a ser demasiado para mí. Solo quería escapar y esconderme hasta que todo terminase. Mi marido sugirió que redujese mi jornada laboral. Le hice caso, pero no supuso ninguna diferencia, ya que seguía sintiéndome cansada y frustrada. El comienzo de cada día resultaba una odisea. Estaba harta de mi agotamiento.

El primer médico al que acudí me dijo que era normal que me sintiese cansada al trabajar y tener hijos y que debía asegurarme de seguir una dieta sana y descansar. Me sentía indefensa e inútil, tanto que no podía ni siquiera aguantar la vida normal, así que seguí con mi lucha diaria. A medida que pasaba el tiempo comencé a pensar que quizá me ocurría algo grave. Me estaba haciendo mayor. ¿Padecería quizás alguna enfermedad rara? Me dije a mí misma que no fuese ridícula, pero un mal día me volví a preocupar.

 Un día estando en la consulta de la doctora por otro asunto, ella se preocupó realmente por mí y me mostró su interés. Decidí mencionarle mi constante agotamiento y lo horrible que era. Me hizo más preguntas sobre el tiempo que hacía que me sentía así, si me sentía mejor cuando dormía y sobre muchas otras cosas más. Me dijo que debería hacerme unos análisis, porque la fatiga podía deberse a unos niveles bajos de hierro. Me alivió mucho saber que no me estaba volviendo loca y que quizás podrían hacer algo al respecto. Mis análisis mostraron que no tenía suficiente hierro en el cuerpo, por lo que la doctora inició mi tratamiento. Puede que pase tiempo antes de que me sienta mejor, pero saber que existe una razón que explique cómo me siento y que mejoraré, me ha hecho ser más positiva respecto a la vida.